El Siglo de Oro en la pintura
española coincide prácticamente con el siglo XVII, bajo los reinados de Felipe
III, Felipe IV y Carlos II, llegando a su final con la guerra de Sucesión. Sus
obras están cargadas de significación, siendo un arte menos realista de lo que
los espectadores creen ver, pues podemos encontrar diversos significados literarios y
simbólicos.
La primera generación de pintores del Siglo de Oro
empiezan a desprenderse de la tradición manierista ítalo- flamenca que había en
España. Los principales focos de actividad artística eran Sevilla, Toledo y
Valencia. Los artistas destacados en el foco sevillano fueron Juan de Roelas,
Francisco Pacheco y Francisco Herrera el Viejo, en el foco toledano Luis
Tristán, Juan Bautista Maino , Sánchez-Cotán, Orrente y los hermanos Carducho,
destacando en el foco valenciano Francisco Ribalta. Estos artistas trabajan los temas
de cuadros religiosos y naturalezas muertas, mientras que en El Escorial y
Madrid se continúa con la escuela oficial del retrato.
La segunda generación representa
el apogeo de la pintura española con artistas como Velázquez, Jusepe de Ribera,
Juan Ribalta, Jerónimo Jacinto de Espinosa, Fray Juan Rizi, Collantes,
Vanderhamen y Pereda. Las temáticas que trataron estos artistas fueron el
cuadro de historia sacro y profano, el retrato, el bodegón y alguno de
mitología.
La tercera generación lleva la pintura hacia una
exteriorización de los sentimientos, donde destacan las figuras de Murillo y
Valdés Leal. Madrid se convierte el centro artístico de España con artistas
como Mateo Cerezo, Antolínez y Claudio Coello. Suelen realizar pinturas para
altar, retratos y pinturas de colección, realizando también frescos para muros
de conventos y galerías palatinas.
La pintura del Siglo de Oro española es una pintura
simbólica bajo una sencilla apariencia de realidad. Los artistas dieron muestra
de su capacidad e ingenio para figurar la idea de lo trascendente que existe
más allá de las apariencias, realizando una pintura de apariencia realista en
cuyo fondo se esconde el secreto de los idealismos.
En la escuela valenciana destacan artistas como Francisco Ribalta, José de Ribera, Jerónimo Jacinto de Espinosa, Esteban March y Miguel March,
Francisco Ribalta (1565-1628). Fue la personalidad más fuerte y el que le dio el giro
definitivo a la pintura valenciana. Se formó en el ambiente del Escorial,
estableciendo contactos con artistas de prestigio como Pantoja de la Cruz y los Carducho. En 1599
se traslada a Valencia donde contará con la protección del Arzobispo Juan de
Ribera para el que realiza retratos de personalidades piadosas.
La Santa Cena. Fco. Ribalta.
Colegio del Patriarca, Valencia.
San Bruno, Fco. Ribalta.
No menos importante es la pintura de su hijo, Juan Ribalta, con obras de gran impacto como la Santa Cena deudora de la ejecutada por su padre para el Colegio de Corpus Christi; o el majestuoso lienzo de los Preparativos para la crucifixión, firmado con dieciocho años de edad y pintado para el Monasterio de San Miguel de los Reyes, en el que manifiesta sus dotes naturalistas junto a unos violentos escorzos y claroscuros, que unidos a los cambios de escala acentúan la profundidad del espacio.
Preparativos para la cricifixión.
Juan Ribalta.
De los restantes pintores ribaltescos, hay que mencionar a: Vicente Castelló, yerno de Francisco Ribalta, al que se le atribuye una bellísimaCoronación de la Virgen por la Trinidad; Abdón Castañeda, menos refinado en sus pinceles, como se advierte en la Virgen con ángeles músicos. Muy curiosa es la personalidad de Gregorio Bausá, con un grandioso Apostolado con ciertos influjos de Pedro Orrente.
José de Ribera (1591-1652). Fue también conocido con su nombre italianizado Giuseppe Ribera y con el apodo Lo Spagnoletto (el españolito) Muy pronto marchó a Parma y en 1616 se encuentra ya en Nápoles donde realiza
diversos trabajos secundarios, entre ellos estandartes para galeras, siendo
años más tarde protegido del virrey Duque de Osuna que determina la pintura de
los lienzos de santos que hoy están en la Colegiata de Osuna.
Es un
artista singular y que nada tiene que ver con la escuela valenciana en la que
suele incluírse por comodidad didáctica. Aunque insista siempre en sus firmas
en considerarse español y la historia haya consagrado el sobrenombre de “Lo
Españoleto” en alusión a su patriótica insistencia y a su pequeña estatura, su
formación y su sensibilidad no se entienden sin la poderosa carga italiana.
El martirio de San Felipe. J. Ribera.
La Magdalena. J. Ribera.
Jerónimo Jacinto de Espinosa (1600-1667). Contemporáneo
a los grandes maestros de su generación, pasó muy pronto a Valencia
donde completó su formación en el ambiente de los Ribalta. Nacido en Cocentaina (Alicante) y establecido en Valencia,donde, a partir de la muerte de los Ribalta en 1628, se convirtió en el pintor de mayor prestigio de la ciudad y cabeza indiscutible de la escuela valenciana.
La comunión de la Magdalena.
Jerónimo Jacinto de Espinosa.
La Santa Cena.
Jerónimo Jacinto de Espinosa.
Esteban March (1610-1668), perteneció
ha esta misma generación, que pese a su vinculación con su maestro
Orrente, corresponde a otra sensibilidad más barroca. Formado con dicho pintor
murciano, de cuyos modelos hay evidentes recuerdos en algunas de sus
composiciones, su diverso temperamento y su genio, le inclinan a la pintura de
batalla, siendo de su mano diversos lienzos de batallas bíblicas. No dejó por ello de pintar obras religiosas con destino a la iglesia, de las que destaca una Última Cena pintada para la iglesia de San Juan del Mercado de Valencia.
Josue deteniendo el sol.
Esteban March.
El paso del mar Rojo.
Esteban March.
Miguel March (1633-1670), hijo de Esteban March, corresponde por su edad a la generación siguiente, aunque falleció tempranamente. A la muerte de su padre, con quien se había formado como pintor, marchó a Italia donde completó su aprendizaje en la escuela de Carlo Maratta. Vuelto a Valencia murió prematuramente en 1670.
Lo más conocido
de su producción son lienzos de carácter alegórico concebidos como naturalezas
muertas, de pincelada suelta y color cálido terroso, heredado de su padre. Sus alegorías de los sentidos son excelentes ejemplos de su
maestría en este género. También se conocen algunos bodegones de caza, firmados
por él, que al igual que floreros están dispuestos con rigurosa simetría.
Alegoría del oído.
Miguel March.
San Roque socorriendo a los apestados.
Miguel March.
El paso de Antonio Palomino (1655-1726)
por Valencia fue determinante para la afirmación de un barroco decorativo, que había tardado mucho en ser conocida. La huella del pintor se advierte en la s pinturas murales de la Basílica de la Virgen de los desamparados y de la iglesia de los Santos Juanes de Valencia, realizada por el propio Palomino. La huella del
pintor se advierte en la decoración de la Iglesia de San Nicolás en Valencia, realizada por
Dionis Vidal siguiendo indicaciones directas del propio Palomino.
Cúpula de la Basílica de la Virgen de los Desamparados
de Valencia. Realizada por Antonio Palomino.
Antonio Richarte (1690-1764), pintor murciano, discípulo de Senen Vila que
al parecer conoció en Madrid a Miguel Meléndez y se estableció en Valencia
hacia 1713 donde pinta en la Iglesia
de Santo Tomás; el Retablo del Pilar y los retablos mayores
de las parroquiales de Carcaixent y de Sagunto.
También recordar al
valenciano Evaristo Muñoz (1671-1737) autor de unos complicados
lienzos de historias dominicas y los cuadro de la capilla de San Juan de la Iglesia de San Juan de La
cruz, de esa técnica y colorido todavía terroso en la tradición valenciana, no
están sin embargo exentos de cierta energía y espectacularidad.
Santa Lucia.
Evaristo Muñoz.
San Jaime en la batalla de Clavijo.
Evaristo Muñoz.
Bibliografía;
GALLEGO, Julian, Visión y
símbolos en la pintura española del Siglo de Oro. Cátedra Ensayos Arte.
AGUILERA CERNI, Vte. (dir.), 1986, Historia del Arte Valenciano, 6 vols. Biblioteca Valenciana.
me encanta porque porfin hemos vueltooooooooooo
ResponderEliminarviva españa viva el rey viva las drogas y la ley PORNO GRAFIA INFANTIL PORNO GRAFIA INFANTIL
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